martes, 22 de julio de 2008
En la memoria indeleble
En la memoria indeleble
Sus ojos no volverán a ver la luz nunca jamás
Sus manos ya no me podrán de nuevo tocar
Su boca sabia que un día tanto me pudo enseñar
Callará por siempre, jamás volverá a hablar
Sus piernas ya no podrán ser capaces de andar
Su oído tan fino ya no podrá mi voz escuchar
Su pecho cantor ya no podrá volver a entonar
Las canciones que le acompañaban en su caminar
Su mente, lúcida siempre, ya no se recreará más
En los recodos del camino sombrío por el que
Tantas veces transitó, los sauces por él llorarán
Recordando su figura desgarbada ver pasar
Su cariño, su alegría, es algo que no volverá
Y nadie puede consolar la marcha de alguien como él
Pero su recuerdo en cambio jamás desaparecerá
Se quedará para siempre, en la memoria indeleble
Huye de mi mente
Este es el primer poema de nueva creación, el primero después de "Sueños vetados". Espero que a alguien pueda gustarle. Es un compendio de las cosas que no forman parte de mi decálogo, lo que me hace seguir adelante, aunque sea a base de rechazarlo.
Huye de mi mente
Sueño, huye de mi mente tan cansada
No quiero tenerte en mi presencia
Quiero tener bien abierta la mirada
Soñar es propio de quien todo anhela
Ambición, huye de mi mente tan extraña
No quiero que marques mi camino
Ni que escribas el guión de mi destino
Si así he de pisar a mi camarada
Frío, huye de mi mente gélida y huraña
No quiero que me dejes inerte en el hielo
Bajo cero sólo soy una estatua tan extraña
El sol brilla y me derrite y con él tocaré el cielo
Silencio, huye de mi mente tan ruidosa
No quiero más que una presencia necesaria
Que no sea excesiva, ni pueda ser otra cosa
Ni dibuje mi horizonte como un destino de paria
Odio, huye de mi mente tan cansada
De ver tantas barbaridades en tu nombre
Sal de nuestra vida, rompe la barrera
No vuelvas a verme ni grites mi nombre
Poder, huye de mi mente deseosa
De ver que haces y deshaces a tu antojo
No quiero ver de cerca tus fauces de lobo
Hambriento de devorar a otros lobos
Violencia, huye de mi mente tan hastiada
Ya sé que no hay fin que nada justifique
Ni medios para apoyar cuando se trata
De mancharme de sangre, ni el meñique