viernes, 24 de octubre de 2008

La herida


Este poema matinal tiene un destinatario, Ramón. Ojalá lo leas, porque este es especial y sólo tuyo. De hecho, es el único que recuerdo haber escrito a las siete de la mañana tomando un café con leche, lo que escribía a horas tan tempranas siempre iba acompañado de otros brebajes...

La herida
(A Ramón)

Creía que la herida de la soledad
había dejado ya de sangrar
creía que no me quedaba dolor
dentro de mi pobre corazón

Hoy he vuelto a descubrir
que la herida se volvió a abrir
reapareció el manantial
la sangre volvió a brotar

Un manantial de soledad
que no parece tener final
pero lo tiene, aunque no lo sepa
lo veré cuando no lo espere cerca

Soy menos ingenuo que ayer
pero conservo la esperanza
de tener dentro de mi ser
un gramo de confianza

Confiar en que haya un día
en el que pueda regresar
hacia la infinita alegría
mi sonrisa recuperar

Hoy lo veo muy lejano
infinito, perdido, inalcanzable
pero sé que está en mi mano
conectar de nuevo los cables

La herida sigue sangrando
pero hoy menos que ayer
el horizonte se abre
pronto dejará de llover

Volverá el sol a mi vida
la herida se cerrará
todo es cuestión de paciencia
debo saber esperar

sábado, 4 de octubre de 2008

Siete años de amor


No creo que haga falta explicar demasiado en este poema. Es un regalo para mi chica por haberme regalado siete años con los que no llegué ni a soñar. Y los que, espero, quedan.

Siete años de amor

Siete años en un suspiro
Un sueño atado a una vida
Un amor correspondido
Un gozo que no termina

Siete años han pasado
Desde aquel bendito día
En que llegaste a mi lado
De las penumbras surgida

Siete años de amor contigo
Siete velas encendidas
Por los momentos dichosos
Para lamer las heridas

Siete razones perennes
Para quererte por siempre
Siete días por semana
Y setenta veces siete

Siete velas en el templo
Son el rezo de un creyente
El mío es un brindis contigo
Por un amor para siempre

Siete mandamientos sirven
Para quedarme a tu lado
En solo uno resumidos
El amor que tú me has dado

Siete corazones sirven
Para dibujar la estela
De amor que deja en el cielo
El calor de nuestras velas

De nuestras velas ardientes
Que pese a todo no queman
No son dañinas, son siete
Años de amor a tu vera

Puertas en el campo


Desde aquel 11 de septiembre, hemos pasado a una reducción de nuestra libertad en nombre de la seguridad. Así las cosas, hemos podido ver cómo le ponen puertas al campo. Sé que es un tema delicado, pero ¿quién no se ha sentido en los últimos tiempos como un delincuente al ir a coger un avión, viendo las caras de los responsables de seguridad por el hecho de que tu cinturón pita al pasar por el control de turno?

Puertas en el campo

Puertas en el campo, vallas en el mar
Fronteras donde antes sólo ver podías
El ancho infinito, un frondoso lugar
En el que a tus anchas poder campar

Ventanas al monte, por tu seguridad
Restamos al ser humano su libertad
Que no es por dinero, no vayas a creer
Que sólo queremos más y más poder

Puertas a la muerte, puentes en el cielo
Se venden parcelas a precio de saldo
Libertad vigilada, altura a ras del suelo
Amigos que luego te ponen a caldo

Modernos aviones, puertas en el viento
Pérfidos controles hasta el aburrimiento
Me quito el anillo que en el dedo tengo
Levanta sospechas, ya soy uno de ellos

Dices sin rubor que es por nuestro bien
Que les da lo mismo a uno o a cien
Con nuestro dolor te lucras poniendo
Puertas en el campo y hasta en el infierno

Presunción de culpa en tiempos extraños
Recuerdos lejanos de un anonimato
Que ahora no existe, estamos controlados
Conoces la marca de mis dos zapatos

Puertas en el campo, vallas en el mar
Miles de fronteras, controles, barreras
Lo único seguro es que mi libertad
Se quedó dormida en la sala de espera