sábado, 4 de octubre de 2008

Siete años de amor


No creo que haga falta explicar demasiado en este poema. Es un regalo para mi chica por haberme regalado siete años con los que no llegué ni a soñar. Y los que, espero, quedan.

Siete años de amor

Siete años en un suspiro
Un sueño atado a una vida
Un amor correspondido
Un gozo que no termina

Siete años han pasado
Desde aquel bendito día
En que llegaste a mi lado
De las penumbras surgida

Siete años de amor contigo
Siete velas encendidas
Por los momentos dichosos
Para lamer las heridas

Siete razones perennes
Para quererte por siempre
Siete días por semana
Y setenta veces siete

Siete velas en el templo
Son el rezo de un creyente
El mío es un brindis contigo
Por un amor para siempre

Siete mandamientos sirven
Para quedarme a tu lado
En solo uno resumidos
El amor que tú me has dado

Siete corazones sirven
Para dibujar la estela
De amor que deja en el cielo
El calor de nuestras velas

De nuestras velas ardientes
Que pese a todo no queman
No son dañinas, son siete
Años de amor a tu vera

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu chica estará orgullosa, amigo. Un gran poema. Ya no quieres cuentas o qué. Je, je, je. Un abrazo y a seguir bien. Cuídate.

Manu González dijo...

Gracias Ramón, la verdad es que se agradecen tus opiniones. Sé que en los últimos tiempos no me prodigo demasiado por la senda poética, por así decirlo, pero ando muy liado entre unas cosas y otras y no doy abasto. De hecho, te debo una visita a tu blog, que hace un tiempo que tampoco entro. Pero no es que no quiera cuentas, es que no doy a veces más de mí mismo... A veces pienso que he intentado abarcar demasiado y ya se sabe... el que mucho abarca... Un abrazo!!!

Anónimo dijo...

Vine a despedirme.

Fuiste una persona especial para mí en este mundo y qué menos que decirte adiós personalmente.

No me siento con fuerzas para seguir viviendo en el desván. Necesito una existencia real, más allá de paredes virtuales.

Abrí mi espacio en este universo con la esperanza de poder comenzar una nueva vida, de conocer a personas de carne y hueso que sustituyeran todo lo que se me arrebató.

Busqué amistad, conversación, cariño, comprensión, complicidad, incluso amor; pero en un entorno cercano, que ayudara a mitigar el inmenso dolor y la terrible soledad con la que he sido condenado.

Encontré personas maravillosas, tú eres una de ellas sin duda, pero también gente que terminó por darme la puntilla como se suele decir.

La distancia terminó por pudrirlo todo además, pues me hizo caer en la desesperación de ver que todo al final se quedaba en palabras.

Así que abandono. En esta vida si algo he aprendido es que no se puede decir de este agua no beberé, por lo que no sé lo que pasará en el futuro, pero a día de hoy, pienso que es el final de Alatriste.

Necesito encontrar un nuevo aire de una vez o si no, terminaré muriendo ahogado definitivamente. Estoy al borde del precipicio y es que me siento muy mal otra vez, casi como al principio cuando Nuria me dejó.

Muchas gracias por todo lo que compartiste conmigo y fue un privilegio tenerte al otro lado. Compartir lecturas y escritos con alguien de tu talento, fue de lo mejor que me ha pasado en la vida.

Te deseo lo mejor y que la vida te dé todo aquello que mereces.
Espero que te quede algo de mí y que puedas recordarme con una sonrisa. Yo no te olvidaré.

Nunca se me dieron bien las despedidas, así que lo siento. No sé qué más decirte. Me da mucha pena todo esto.

Un abrazo y hasta siempre.

Ramón/Alatriste.

Manu González dijo...

Acabo de leer tu mensaje de despedida y estoy atónito, no sé qué decir...
Bueno, en realidad sí que lo sé, pero no tengo claro que sirva de algo... Estoy de acuerdo con lo que dice la gente de que no borres el blog. Es evidente por lo que cuentas que una herida volvió a abrirse, pero espero que cicatrice y que reaparezca Alatriste, o al menos que Ramón siga escribiendo... No me gustaría perder el contacto (virtual, lo sé, pero contacto al fin y al cabo, qué más me gustaría a mí que tomarme unas cañas contigo en Huelva, en Granada o donde sea) contigo, porque descubrirte ha supuesto algo muy bonito para mí. De modo que ya sabes dónde me tienes para lo que quieras. Y ahora te voy a contar un secretillo... En una época de mi vida me cansé de buscar en bares a la chica que nunca aparecía... Fue cuando los chats comenzaron a extenderse, y en mi ingenuidad pensé que ahí podría hallar lo que buscaba... El error, sin duda, fue buscarlo... Porque cuando dejé de hacerlo apareció, y dura hasta hoy, y espero que dure todo el tiempo del mundo... Quiero decir con eso que hay veces en las que parece que todo se acaba, que no se ven más que nubarrones en el horizonte... Pero despeja cuando uno menos se lo espera, así que ánimo. Si peco de egoísmo pienso en lo que me perderé si no escribes más, porque lo haces muy bien, y en lo que no veré si no nos escribimos... y me dan ganas de decirte que aunque Alatriste haya cerrado su desvan Ramón sabe dónde encontrarme si necesita algo, aunque sea un desahogo cuando la tormenta parezca arreciar con fuerza y las cosas parezcan más feas de lo que son... porque siempre sale el sol.
Mi abrazo más sincero con la esperanza de que sigamos en contacto.
Manu