viernes, 24 de octubre de 2008

La herida


Este poema matinal tiene un destinatario, Ramón. Ojalá lo leas, porque este es especial y sólo tuyo. De hecho, es el único que recuerdo haber escrito a las siete de la mañana tomando un café con leche, lo que escribía a horas tan tempranas siempre iba acompañado de otros brebajes...

La herida
(A Ramón)

Creía que la herida de la soledad
había dejado ya de sangrar
creía que no me quedaba dolor
dentro de mi pobre corazón

Hoy he vuelto a descubrir
que la herida se volvió a abrir
reapareció el manantial
la sangre volvió a brotar

Un manantial de soledad
que no parece tener final
pero lo tiene, aunque no lo sepa
lo veré cuando no lo espere cerca

Soy menos ingenuo que ayer
pero conservo la esperanza
de tener dentro de mi ser
un gramo de confianza

Confiar en que haya un día
en el que pueda regresar
hacia la infinita alegría
mi sonrisa recuperar

Hoy lo veo muy lejano
infinito, perdido, inalcanzable
pero sé que está en mi mano
conectar de nuevo los cables

La herida sigue sangrando
pero hoy menos que ayer
el horizonte se abre
pronto dejará de llover

Volverá el sol a mi vida
la herida se cerrará
todo es cuestión de paciencia
debo saber esperar

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias.
Mucha suerte.
Hasta siempre.